Hace unas semanas viajaba de mi casa con rumbo a Tepito; en el semáforo que esta justo frente a la estación Guerrero, gracias a los grandes cristales de la unidad en la que iba, observé del lado derecho a una señora con dos niños a su cuidado, los cuales no paraban de reir y brincotear mirando algo cruzando la calle. Esta acción me obligó a voltear la mirada para saber que veian.
Del otro lado de la calle, cruzaba hacía un encuentro con los niños, un matrimonio común, ya saben: ruco panzón medio pelón con panto de mezclilla y playera tipo polo deslavada bien culero y la hebilla del cinturón volteada hacia abajo por la timba; la señora pues chaparra con chinos, mejor dicho con una base a medio deshacer, pelo maltratado culero y con las raíces de las canas de unos 5cm de largo aproximadamente, puntas maltratadas y un tinte mas o menos rubio, como dije, un matrimonio común, con un niño como de la edad de los otros dos.
Lo curioso del asunto fue en si el encuentro del matrimonio con la otra ruca, los niños al estar ya más cerca, ni siquiera juntos, gritaron y se emocionarón, una alegría brillaba en sus ojos (la neta no les vi los ojos, pero la frase esta chida), bueno el pedo es que realmente se saludaron con la emoción de alguien que realmente le da gusto encontrarse con un amigo.
Inmediatamente pensé en la frialdad que existe hoy en día en los saludos, nadie se emociona, no hay calidez ni fraternalismo, mas bien es una costumbre a la que no se le presta atención y funciona de manera automática, robótica, sin alma pues.
Todos saludamos siempre igual, estrechando la mano, de beso en la mejilla, asintiendo, elevando la mano y sacudiendo los dedos, levantando las cejas, chiflando y los mas aventurados y confianzudos se atreven a dar un abrazo.
Todo esto sin magia alguna: en ocasiones me ha pasado que cuando realmente me da gusto ver a alguien y lo hago notar, la otra persona se incomoda, estamos ya tan mal acostumbrados a no sentir, que cuando recibimos una muestra de cariño, se nos hace raro y creo que no es por otra cosa más que por el simple hecho de que ya no sabemos sentir.
Aclaro, con esto no pretendo que la banda que me encuentre, me salude super chingón buen pedo, claro, sería estupendo pero pues la neta si no es de corazón pues no esta padre.
Sugiero que piensen en el valor de un saludo, nunca se sabe si será el último, el último hola, el último adiós.
Del otro lado de la calle, cruzaba hacía un encuentro con los niños, un matrimonio común, ya saben: ruco panzón medio pelón con panto de mezclilla y playera tipo polo deslavada bien culero y la hebilla del cinturón volteada hacia abajo por la timba; la señora pues chaparra con chinos, mejor dicho con una base a medio deshacer, pelo maltratado culero y con las raíces de las canas de unos 5cm de largo aproximadamente, puntas maltratadas y un tinte mas o menos rubio, como dije, un matrimonio común, con un niño como de la edad de los otros dos.
Lo curioso del asunto fue en si el encuentro del matrimonio con la otra ruca, los niños al estar ya más cerca, ni siquiera juntos, gritaron y se emocionarón, una alegría brillaba en sus ojos (la neta no les vi los ojos, pero la frase esta chida), bueno el pedo es que realmente se saludaron con la emoción de alguien que realmente le da gusto encontrarse con un amigo.
Inmediatamente pensé en la frialdad que existe hoy en día en los saludos, nadie se emociona, no hay calidez ni fraternalismo, mas bien es una costumbre a la que no se le presta atención y funciona de manera automática, robótica, sin alma pues.
Todos saludamos siempre igual, estrechando la mano, de beso en la mejilla, asintiendo, elevando la mano y sacudiendo los dedos, levantando las cejas, chiflando y los mas aventurados y confianzudos se atreven a dar un abrazo.
Todo esto sin magia alguna: en ocasiones me ha pasado que cuando realmente me da gusto ver a alguien y lo hago notar, la otra persona se incomoda, estamos ya tan mal acostumbrados a no sentir, que cuando recibimos una muestra de cariño, se nos hace raro y creo que no es por otra cosa más que por el simple hecho de que ya no sabemos sentir.
Aclaro, con esto no pretendo que la banda que me encuentre, me salude super chingón buen pedo, claro, sería estupendo pero pues la neta si no es de corazón pues no esta padre.
Sugiero que piensen en el valor de un saludo, nunca se sabe si será el último, el último hola, el último adiós.
"no se porqué dices adios, yo digo hola"
Hello Goodbye